Más de un año ha pasado desde que se desencadenó la pandemia a nivel mundial por el virus COVID-19. Han sido tiempos duros donde el pánico, el miedo y la incertidumbre reinaron ante el desconocimiento de esta nueva enfermedad. No obstante, al día de hoy hay un síntoma del COVID-19 muy grave que aún no ha sido abarcado por la OMS: el “COVID Shame”.
Y para que entremos en materia, es necesario definir:
¿Qué es el “COVID Shame”?
Aunque puede ser llamado de distintas maneras –“COVID Shame/Guilt” o “Estigma social por COVID”– el Diccionario de la Real Academia de Garabateannedo define dichos términos como: “Los sentimientos de culpa, vergüenza y humillación que sufren (en dos vías) los enfermos de COVID-19, que pueden conllevar a su discriminación.”
Tristemente, señalo que son de “dos vías” ya que estos sentimientos negativos se los infligen tanto ellos mismos, como también lo hacen terceras personas.
¿Por qué es importante que hablemos sobre el “COVID Shame”?
Primeramente, porque aún no se ha hecho suficiente conciencia sobre el tema. En segundo lugar, porque es VITAL que abramos espacios para abordar la temática de una manera empática y sin juicios. Y, en tercer lugar, porque cualquiera puede enfermarse de COVID-19 en el momento menos pensado, por lo que debemos estar preparados.
Por ello, vamos a garabatear un poco al respecto desde dos enfoques: la perspectiva del paciente enfermo y la de sus familiares (en la parte 2 de este post).
I° ¿Cómo se vive el COVID Shame desde la enfermedad?
Voy a hablarles desde mi experiencia personal. Como alguien que tiene a su peor y más duro crítico dentro de su misma piel, les puedo asegurar que tener COVID-19 no fue nada fácil para mí. Más allá de los síntomas que presenté, la constante culpabilidad, la vergüenza y el sentimiento de rechazo/discriminación fueron suficientes para botar tanto mi cuerpo, como mi espíritu.
Si hay algo que quienes aún no han pasado por esto deben tener presente es:
‹Nadie quiere contagiarse de este virus. Cuando estás enfermo, uno de tus mayores temores es infectar a tus seres queridos›
En resumen, los momentos más duros de la experiencia con el COVID Shame fueron:
- El recibir el resultado positivo
Mi hermanita y yo dormíamos juntas, pero llevábamos varias noches de constantes desvelos. Un día ella empezó a sentirse mal y decidió hacerse el test. Yo no tenía ningún síntoma, pero decidí hacérmelo también por prevención (algo que insto a todos que hagan ante cualquier duda). Ya se imaginarán la sorpresa que nos llevamos cuando nuestros resultados dieron POSITIVO [Y con ello, aparecieron los sentimientos de frustración, miedo y estrés de la mano].
2. El comunicar la noticia a la familia
En casa estábamos: mis padres, mi nonna, mi hermana menor y yo. Compartir la noticia fue terrorífico y nos causó mucha ansiedad, puesto que temíamos que alguno de nuestros familiares se hubiera contagiado, especialmente la nonna (que es una guerrera sobreviviente de cáncer). Tras hacerse la prueba, una buena y una mala noticia arribaron: mi mamá y nonna estaban negativas; pero mi papá dio POSITIVO [Y entonces, se juntaron la ansiedad, el sentimiento de culpabilidad, el pánico y la histeria con los otros, e hicieron una fiesta].
3. El dar aviso a las personas con quienes había tenido contacto
Si con la familia fue sumamente difícil, no tienen idea lo duro que fue dejarle saber a quienes vi previo a enfermarme para instarles que se hicieran la prueba. Tenía mucho miedo de cómo reaccionarían, pero para mí, este era un paso que no podía saltarme sin importar como pudieran reaccionar. (Spoilers Alert: no todos se lo tomaron bien) [El estigma y el miedo al rechazo se enteraron que había una fiesta de sentimientos negativos, y dijeron ¡Presente!]
4. El aislamiento físico y mental
En casa se tomaron todas las medidas posibles para evitar la propagación del virus, y nos aislamos por +2 semanas. Esto nos dio mucho tiempo en soledad, y en mi mente overthinker eso fue… una experiencia religiosa muy distinta a la que canta Enrique Iglesias [Se armó una fiesta tóxica donde había “barra libre” de caos].
Durante los primeros días, los síntomas más duros estaban relacionados con los horribles sentimientos de frustración, rabia y culpabilidad que nos invadían tanto a mi hermanita, como a mi persona. El ser humano está programado para buscar explicaciones lógicas y nosotras tratábamos de buscar una respuesta a las dudas de: ¿Cómo, cuándo y por qué? El problema fue que no sólo nosotras indagábamos esas respuestas: mucha gente cercana a nosotras inició a señalarnos, hacernos sentir responsables y culparnos por lo que estaba pasando. Esto contribuyó a que el ciclo de la vergüenza empezara a girar abruptamente.
Cuando supe que mi papá estaba enfermo, entré en pánico. Me empecé a sentir absolutamente responsable de su contagio –tanto por mis propios pensamientos, como por comentarios ajenos. La noche que nos dieron la noticia, me ataqué incontrolablemente en llanto y me ahogué por dejarme llevar por el océano de emociones que me invadían.
¿Cómo podemos enfrentar el COVID Shame?
No es fácil reconocerlo, pero las personas enfermas de COVID nos encontramos en una posición sumamente vulnerable, y eso nos hace sentir aún más débiles cuando somos juzgados/señalados. Aunque tuve la dicha de pasar por todo esto con mi hermanita, y de tener a mi otra hermana apoyándonos incondicionalmente a la distancia, había días en que yo misma me aislaba por influencia de pensamientos de terceros.
No voy a entrar en detalles sobre quienes que me hicieron sentir de alguna manera estigmatizada y/o juzgada. Aunque en su momento dolió mucho, considero que no obraron con mala intención; simplemente, no supieron reaccionar correctamente. Lo que sí puedo decirles es que fueron las personas que yo menos me lo esperaba, y de quienes más necesitaba la comprensión que yo no me estaba dando a mí misma. Y, por más duro que suene, este no es un escenario aislado: si consultan con personas que se han enfermado de COVID, casi todos les responderán que sufrieron algún tipo de estigma/discriminación/crítica/rechazo por parte de su entorno.
Y es aquí donde entramos a un punto importantísimo que toda persona debe tener en mente: Tener una red de apoyo, así como empatía y compasión con uno mismo, es completamente indispensable para afrontar el COVID-19.
En esos momentos duros y oscuros, donde las criticas provenían tanto de afuera como de adentro, tener una red de apoyo me salvó. Para empezar, nunca preguntaron cosas que no podía responderles como: ¿Cómo/cuándo me enfermé?; sino que me preguntaban: ¿Cómo me encontraba de salud? ¿Cómo me sentía con lo que estaba pasando, qué podían hacer por mí a la distancia?
Por otro lado, el tema de la empatía y el tratarme con compasión, fue un proceso difícil. Una de mis mejores amigas me hizo reaccionar con una gran reflexión [¡Gracias Lyhelis por ello!♥]. Les confieso que la apunté para leerla y repetírmela todas las veces que fuera necesario, y la comparto con ustedes con la esperanza que les ayude tanto como me ayudó a mí:
“No es tu culpa todo lo que está pasando (…) no puedes culparte de las situaciones que ocurren a tu alrededor… ¡Están fuera de tu control! No puedes permitir que NADIE te use para desquitarse la necesidad de encontrar un culpable… tienes que marcar límites y empezarte a priorizar. Ante todo, vos vas primero. ¿Qué te está enseñando esta situación? ¿Qué vas a aprender de ella? ¿Qué representa para vos *el COVID* en tu vida y que lecciones vas a sacar de esto luego?”
Por ahora, cierro con esa gran frase y con la promesa de entregarles la segunda parte de este Post.
[To be continued…]
Acabo de leer cada una de las palabras que escribiste con las ansias más grandes x la llegada de la segunda parte. Mi querida Anne, abordar todos los estigmas que se viven en la actualidad es de lo mejor porque son temas que no se hablan. Nos hemos quedado en las estadísticas y esto va mucho más allá. Lamento no haber estado presente en el momento en que pasaste x esta situación. Pero mi oración siempre estará 🙏x ti.
¡Gracias mi Grace por esas palabras que me llenaron de aliento! Mañana viene la segunda parte y no puedo esperar para compartirla contigo ♥
Pingback: ¿Qué es el COVID Shame y por qué necesitamos hablar de ello? (Parte 2) – Garabateannedo
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